TSDifusión, 8 de abril de 2024

“Participación”, esa palabra tan grande, tan manoseada y tan compleja de abordar. En este artículo compartimos reflexiones sobre la participación de las personas trabajadoras sociales en la estructura colegial, a través de las comisiones de trabajo. Queremos compartir nuestro pensamiento crítico y nuestra experiencia acerca de su funcionamiento, utilidad y efectividad en la actualidad.

Si hay algo de lo que nos quejamos las personas que tenemos algún grado de compromiso en los colegios profesionales, es de la “falta de participación”. Esta expresión aparece de forma recurrente en reuniones de Junta de Gobierno de los colegios profesionales, en conversaciones entre quienes trabajan en ellos cuando se necesita algo de la colegiatura, y en las propias asambleas. Lo repetimos cuando acabamos una actividad, sobre todo en los momentos de presencialidad, cuando la soledad se hace más evidente. Es un mantra que repetimos, pero no se sabe muy bien cómo ni cuándo abordar. Tampoco se podría decir que este sea un “problema” exclusivo de los colegios profesionales. Es algo que, a poco que nos acerquemos al tejido asociativo o a la práctica organizativa de nuestras ciudades, vamos a encontrar repetidamente.

No obstante, desde la creación de los colegios profesionales, las comisiones y grupos de trabajo han hecho avanzar la profesión. Su papel está recogido en los estatutos de los colegios como órgano de participación, siendo uno de los ejes fundamentales de su estructura orgánica y funcional. Los diferentes colegios, disponen de protocolos establecidos para su creación, funcionamiento y extinción, dejando autonomía para cuestiones como: la organización interna y externa de trabajo, los derechos y deberes de las personas que la integran, la formación básica exigible para pertenecer a las mismas, o su metodología de trabajo.

Actualmente, la mayoría de colegios cuentan con comisiones de: Servicios Sociales, Salud, Educación, Dependencia, Igualdad, Peritaje, Buen Gobierno, Deontológica,… En teoría, la promoción de estos espacios de trabajo tienen un objetivo doble:

  • Facilitar y garantizar la participación de la colegiatura en estos temas, es decir, asegurar que los y las profesionales interesados en aportar su conocimiento y experiencia cuenten con un canal para ello.
  • Dar apoyo al trabajo que desarrollan los colegios profesionales que, como actor social, se posiciona desde su experticia en determinadas situaciones, demandas de la ciudadanía o medios de comunicación. El personal técnico y la junta de gobierno no pueden abarcar la totalidad de campos de intervención del trabajo social, por lo que se hace necesaria la participación y la colaboración de la colegiatura, de esa “inteligencia colectiva” que suma aportaciones y resultados.

A pesar de lo expuesto, el día a día de una comisión es bastante plano, en ocasiones agónico. Lo que hace preguntarnos: ¿por qué no participa la colegiatura?

Gutiérrez Sánchez, J.D, (2022), en su estudio sobre la colegiación profesional en la provincia de Cádiz, expone, entre otras conclusiones que con respecto a la participación, hay un distanciamiento importante a la hora de asistir a asambleas, juntas o comisiones, independientemente de si éstas son presenciales o telemáticas. por lo que considera fundamental, buscar nuevas vías de interacción que reduzcan las limitaciones actuales.

Observamos que hay dos conceptos claves que marcan el éxito o no de una comisión: compromiso (la obligación que contraemos) e implicación (hacernos partícipes y/o haciendo partícipes a otros/as).

La falta de compromiso y/o implicación de las personas que componen las comisiones o grupos de trabajo es un obstáculo común en las estructuras colegiales. Este hecho reduce la efectividad y la consecución de los objetivos para las que fueron creadas. Por tanto, parece fundamental analizar las causas e implementar estrategias que reviertan este fenómeno y promuevan una colaboración más sólida y estable. Abordar estos aspectos podría ayudarnos a revitalizar el compromiso e implicación de las personas que componen las comisiones o grupos de trabajo, fortaleciendo así su capacidad para alcanzar metas y contribuir de manera significativa.

Al identificar las causas podemos vislumbrar posibles soluciones:

  • Inexistencia de líder: La ausencia de un/a líder comprometido/a y que implique al grupo de trabajo afecta claramente al rendimiento grupal. Su rol es fundamental como eje activador, organizador, coordinador y motivador de la comisión o grupo de trabajo. Su papel también es fundamental en la supervisión y evaluación del desempeño.
  • Falta de organización del trabajo: Para el desarrollo del trabajo grupal es esencial la planificación, saber cómo, cuándo y quién realiza la/s tarea/s, así como compartir el modelo de trabajo.
  • Falta de claridad en los objetivos: Los objetivos del grupo deben estar definidos de manera clara. La ausencia de metas concretas disminuye la participación, ya que las personas colegiadas no ven el propósito de su contribución.
  • Diferentes formas de compromiso e implicación: Las personas que participan en las comisiones lo hacen de manera voluntaria. Por tanto su nivel de compromiso e implicación varía, manifestándose entre aquellos/as que contribuyen activamente y quienes parecen mostrar poco interés en participar.
  • Falta de reconocimiento: La falta de reconocimiento, valoración, e incluso difusión del trabajo realizado, puede frustrar las expectativas de las personas implicadas en el grupo de trabajo.
  • Falta de tiempo: la carga laboral, las responsabilidades familiares y los compromisos personales son algunos de los elementos que afecta nuestro día a día, y por tanto, al rendimiento de las comisiones. Por ello es importante tener claro el tiempo que necesita la actividad, que esté planificada, para que el trabajo sea lo más eficiente y productivo posible.

Como se apuntaba anteriormente, innovar en nuestra forma de interaccionar y de trabajar puede generar cambios en las dinámicas que actualmente funcionan con muchas dificultades, por ello vemos necesario mejorar la eficacia con la utilización de perspectivas dialécticas, que facilitan la construcción por parte del grupo y el abordaje de los bloqueos, aplicando técnicas provenientes de la sociopraxis en la acción de la propia comisión, posibilitando la producción colectiva del conocimiento y los procesos de cambio.

Desde los Colegios de Cádiz, Huelva y Málaga se han hecho esfuerzos significativos para motivar/fortalecer la participación de las personas que componen las comisiones. Para ello se han implementado diversas estrategias e invitado a las/os participantes a compartir sus percepciones y sugerencias para mejorar la participación en las comisiones, sin que por ello se haya producido mejoras significativas en la participación.

Los Colegios reconocen que el compromiso efectivo de las comisiones es esencial para avanzar en objetivos colectivos y comparten el compromiso de continuar evaluando y ajustando estrategias para superar los desafíos actuales y asegurar que cada miembro del Colegio de Trabajo Social sienta que su contribución es valiosa y significativa.

Desde aquí invitar a los/as profesionales del Trabajo Social a que se comprometan e impliquen en las comisiones y grupos de trabajo, en las actividades y proyectos colegiales, necesitamos que el “modelo” se actualice y continúe aportando y mejorando el Trabajo Social.

Bibliografía

Gutiérrez Sánchez, J. D. (2022) . Estudio de la colegiación profesional de trabajadores sociales en la provincia de Cádiz. Documentos de Trabajo Social · nº65 · ISSN 1133-6552 / ISSN Electrónico 2173-8246

Álvarez-Benavides, A. (2020) “Trabajo social, sociopraxis y metodologías participativas: retos, oportunidades y transiciones de lo local a lo global”, Tendencias Sociales, Tendencias Sociales. Revista de Sociología, 6: 64-88

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