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Cork, 17 de noviembre de 2020

Ana Planas Domínguez
Trabajadora Social

Llegué a Irlanda hace ahora 10 años. Cuando me fui de España, salí literalmente con 5  maletas y arrastrando a dos bebés por el aeropuerto de Málaga. Sabía que no volvería,  pero no quería admitirlo. 

Mis primeros años fueron de adaptación, aunque pronto empecé a trabajar de ‘asistencia  técnica’ para una gran empresa cerca de Dublín. ¡Yo! ¡De asistente! Tuvo su gracia, pero no mucha. En esta compañía conocí a una chica de Barcelona que era trabajadora social también,  ambas decidimos investigar cómo podríamos ejercer nuestra profesión en este país. No  parecía una tarea fácil.  

Allá por el 2012, el organismo encargado de hacer los registros (nuestras colegiaciones)  era CORU (https://www.coru.ie/). Tenía un sistema bastante extraño, que ofrecía una  fecha determinada cada año para hacer el trámite. El problema era que ningún año era en  la misma fecha y tenías que adivinarla −o tener la suerte de todos los dioses de acertarla.  Nada fácil. No conseguí hacerlo ni en 2012 ni en 2013. Ese año me ofrecieron otro puesto de trabajo más interesante para mí en Cork. Se trataba  de una empresa mejor, con más sueldo y sin duda en una ciudad más tranquila para mis  dos chiquitinas. 

Pasaron unos años y aunque no estaba mal (la empresa me gustaba, el trabajo un poco  menos, pero bien), no era lo que yo quería. Yo soy trabajadora social, la vocación estaba  en mí y en este país, cosa que me alegra mucho ver, la ayuda, el prójimo, el respeto y el darse la mano el uno al otro, es muy importante (como en los pequeños pueblos en  España, donde la red de ayuda es vital). Por lo que volví a investigar y a centrarme en la  conversión del título. 

Reconocimiento de la titulación

Con sorpresa, esta vez no desagradable, vi que habían cambiado el sistema en CORU: el  período de reconocimiento estaba abierto todo el año. Eso sí, el proceso para reconocer mi título era aún más complicado, tenía que pasar por varias fases. Así que me puse  manos a la obra. 

Lo primero que tuve que hacer fue mandar un mail a [email protected] explicando mi  situación y lo que necesitaba hacer. Una vez hecho esto, hay que leerse un documento  que se llama “Social Workers Registration Board Standards of Proficiency and Practice  Placement Criteria” donde se explican los estándares para que el título sea reconocido  (puedes revisarlo aquí https://coru.ie/files-recognition/standards-of-proficiency-for-social workers.pdf) y pagar las tasas de registro, algo más de 500 euros.  

El siguiente paso es rellenar una aplicación electrónica y obtener todos los certificados  correspondientes (laborales, educacionales y otros documentos relacionados con el  trabajo social, tanto los originales como sus traducciones certificadas). En el formulario  inicial que tenemos que rellenar hay un ‘check list’ de todos estos documentos. Además de enviar toda la documentación vía online, también se tiene que mandar de  manera física. No es necesario trasladar los originales por correo, pero sí las traducciones  certificadas y copias. 

Una vez se ha enviado todo, lo revisan y este proceso, aunque en la página pone que  tarda aproximadamente un mes, puede extenderse casi seis meses. Un agente indica si  está todo en orden para seguir con los siguientes pasos o no. Si no lo está −que es lo más  probable− te pedirán nuevos documentos, con su nuevo tiempo de espera. Cuando finalmente está todo, los archivos se mandan a la junta directiva, que se reúne  una vez cada mes (pero nunca en la misma fecha). Este órgano decide si se procede o no, o si necesita algún paso más.  

En realidad, hasta aquí la parte “fácil” porque en mi caso, la decisión de la junta era que  necesitaba para completar el proceso de registro, hacer un examen y pagar otra vez las  tasas de dicha prueba, que eran algo más de 400 euros o, en su defecto, hacer un  período de adaptación.  

Inocente de mí, decidí hacer el período de adaptación debido a que soy disléxica y  teniendo en cuenta los nervios y que a pesar de que entiendo, escribo y hablo inglés, esta  no es mi lengua materna y podría terminar seguramente escribiendo el Quijote o cualquier otra cosa porque no he entendido bien las preguntas. Así que opté por hacer las 540 horas de prácticas que me exigían. 

Ciudad de Cork (Irlanda)

Las prácticas

En 2018, en la empresa donde trabajaba decidieron “dejar a la gente ir” con una paga  compensatoria, así que pensé que era el mejor momento y a finales de 2018 abandoné la  empresa y me puse a buscar un sitio donde quisieran tenerme para hacer las prácticas. No sabía que esto iba a ser tan complicado, llamé a mil puertas, mandé mil emails,  hablé con tanta gente que ni me acuerdo.  

Un día, mi marido, que ha sufrido todo este proceso tanto o más que yo, me dijo: “¡Oye!  ¿Por qué no contactas con esta señora que es la jefa de prácticas de la UCC (University  College Cork)?”. Para ser sincera yo era muy reticente con esta idea porque es una  persona con mucha responsabilidad y pensé: “¿qué caso me iba a hacer?”. Pues,  ¡bendito sea y menos mal que le hice caso! 

Esta señora en realidad estaba jubilada, pero recientemente, por lo que tenía todos los  contactos frescos. Me dijo que no me preocupara, que sabía que mi situación era  delicada, pero que iba a hacer todo lo que estuviera en su mano por ayudarme y dicho y  hecho.  

A las pocas semanas recibí un mail de ella diciéndome que me pusiera en contacto con el  jefe de grupo de trabajo social de TUSLA (agencia de protección de menores) en Cork.  Así lo hice y gracias a que existen personas como Padraig, fui a verlo y me dijo que  empezara cuando quisiera. 

Una vez encontrado quien podía supervisar las prácticas contacté de nuevo con el  CORU para confirmarle los datos, me dijeron que no podía empezar hasta que la junta lo  aprobara (Julio de 2018).  

Así que empecé y tengo que decir que fue una experiencia increíble, unos compañeros  inmejorables, un ambiente de trabajo excelente donde todos estaban más que dispuestos  a ayudarme. Aprendí muchísimo sobre el sistema de trabajo social en Irlanda, a decir  verdad, bastante diferente al de España. Sobre todo, en el área de atención al menor y a la familia.

En diciembre de 2019 terminé mis prácticas con mucha pena por dejar TUSLA, pero con  muchas ganas de terminar el proceso ya y de poder ejercer. Padraig y yo hicimos el  documento final que tenemos que presentar sobre las prácticas. Esto es un dossier con  toda la documentación, más de 60 páginas de documentación y redacción, donde se  me pedía hablar de los casos, el aprendizaje sacado y las reuniones con mi supervisor. Tardamos un par de meses en tenerlo completo, o al menos es lo que creíamos. Se  mandó el documento para que la junta lo revisara cuando se reuniera (recordemos, una  vez al mes no siempre en la misma fecha). Cuando lo revisaron parece ser que no les  gustó, así que pidieron más información. Lo corregimos, me pidieron un marco teórico y  más información sobre los casos, y volvimos a mandarlo. Con todo esto, ya estamos en  plena pandemia, marzo de 2020.  

Esta vez sí que les gustó el documento y por fin terminé el proceso de reconocimiento,  pero ahora entramos en el proceso de registro, es decir, ya me aceptan que puedo ejercer  como trabajadora social, pero tengo que registrarme, por lo que, en realidad, no puedo  ejercer. 

El proceso de registro

El proceso de registro es algo más ligero (sólo algo más ligero). Para ello he tenido que  volver a rellenar una solicitud interminable y volver a mandar documentos, que ya había  mandado antes −por lo que un truquito es pedir varias copias de las traducciones  certificadas, por si acaso. 

Uno de los requisitos para el registro es hacer lo que llaman “Garda vetting”, que es  simplemente un registro de penales, pero al contrario que en España, este registro lo  tienes que hacer con cada organización con la que quieras trabajar que así lo requiera. En el proceso de aplicación me hicieron varias preguntas, algunas ciertamente incómodas  (más tarde hablaré de una de ellas en particular) y una prueba de que sé hablar y escribir  inglés. La forma de demostrarlo era un examen de C1 o cartas de mis empleadores  anteriores (a pesar de que cómo dije en un principio, llevo ya 10 años aquí). Así que les  mandé todas las cartas y un examen que había hecho hace unas pocas semanas para  entrar en la universidad.  

Ahora mismo, me encuentro precisamente ahí, con la etiqueta de “aplicación incompleta”  en mi página de CORU, esperando que revisen esas cartas y terminen el endiablado  proceso que tanto tiempo y sufrimiento me ha costado.

Llegó el trabajo

Quiero terminar comentando esa “pregunta incómoda” que mencioné antes. En este  momento estoy trabajando como investigadora para el ‘Royal College of Surgeons in  Ireland (RCSI)’ con la figura de ‘Social prescriber coordinator o Community link worker’. Este trabajo no está regulado aún en Irlanda, pero sí en Inglaterra. Sin embargo, está en  proceso.  

Lo curioso de este puesto de trabajo, es que es, en realidad, parte de lo que hace un/a  trabajador/a social, al menos en España. El trabajo consiste en que el médico de cabecera  deriva un paciente que está en situación de soledad, ansiedad o socialmente aislado,  siempre y cuando la situación no llegue a ser clínica (principalmente en el caso de la  ansiedad).  

Nosotros recibimos al paciente y evaluamos el caso y lo que hacemos es entender sus  gustos, sus preferencias en el área social, sus ‘hobbies y tratar’ de buscarle los recursos necesarios para que pueda hacer aquello que busca o cubrir sus necesidades sociales con clubs, voluntariado que les pueda ayudar, asociaciones, etc. Este trabajo, según  estamos revisando en el proyecto, tiene un enorme impacto en la salud del paciente, lo que reduce sus visitas al médico y el consumo de medicamentos.  

La pregunta incómoda, era que cómo estaba ejerciendo de ‘Social prescriber’ si ellos aún  no me habían dejado ejercer como trabajadora social. Es verdad, pero en el RCSI no me  exigieron el registro en Irlanda, aunque sí el título español. 

Como última nota, quiero comentar que el trabajo de ‘Social prescriber’ está en un  momento en extremo importante y se están haciendo reuniones con el HSE (la seguridad  social en Irlanda) por lo que es posible que esté asistiendo a la creación de un nuevo  puesto en el área social y puede ser que sea un campo a evaluar por todas aquellas  personas que no quieran pasar por todos estos años de reconocimiento.  

Aunque el puesto aún no esté regulado ni hay muchos puestos abiertos, es algo que  parece estar cambiando rápidamente y un campo más donde podemos ejercer nuestra  profesión y lo que es más importante: ayudar a aquellos que más lo necesitan.

Sevilla, 10 de noviembre de 2020

Rocío Cáceres Damas
Trabajadora Social del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, Sevilla.
Preparadora de Oposiciones.

El mundo del Trabajo Social es muy amplio, ya sabemos que tenemos muchas opciones para buscar empleo, podemos dedicarnos a diversos sectores y actualmente la profesión se está abriendo a otras posibilidades como el emprendimiento, que de un tiempo a esta parte son muchas las personas que se embarcan en el proyecto empresarial de sus vidas.

Pero opositar es una opción que siempre hemos tenido los profesionales del Trabajo Social, pues esta es una profesión que tiene un alto peso en el empleo público, por eso voy a aclarar una serie de conceptos que pueden ser interesantes para todos y todas. Unas posibles preguntas y respuestas básicas para opositar en Trabajo Social. 

Allá vamos:

¿En qué campo de oposiciones puedo optar con la titulación de Trabajo Social? Pues tienes varias opciones. La más conocida es la de Servicios Sociales, esto es para Ayuntamientos, Diputaciones, y la Junta de Andalucía.

Otra opción, para quien le guste el mundo sanitario, es la oposición para el Servicio Andaluz de Salud, en la que puedes ejercer tu trabajo en Centros de Salud de Atención Primaria o en Hospitales.

De las oposiciones más desconocidas para Trabajo Social encontramos las que son a nivel estatal: Instituciones penitenciarias y las llamadas de “Ministerios”. Estas últimas encontramos varias ramas que van desde Justicia a IMSERSO. Todo un mundo por descubrir donde hay poca información porque las plazas suelen ser más reducidas.

¿Qué conceptos básicos debo saber antes de preparar una oposición? Tienes que entender que la oposición es en sí misma un proceso de aprendizaje que conlleva hacerse con nuevas terminologías. Lo más esencial lo dejo aquí:

1. Proceso selectivo: se denomina proceso selectivo a todas las tareas y actividades que debe pasar una persona para ser seleccionada al puesto de empleo público. El proceso selectivo lo es todo, desde que comienza con la oferta, hasta que la persona lo supera y comienza su trabajo en un organismo público.  

2. Oferta de Empleo Público: esto es el anuncio de que un organismo va a sacar próximamente unas plazas para una determinada categoría. Estas ofertas suelen salir en base al año natural por eso es posible que escuches o alguien te diga que se presenta a la oferta de empleo público de 2017, por ejemplo.

3. La Convocatoria: aquí ya se anuncia el comienzo del proceso selectivo. Con la convocatoria hay que presentar la solicitud, así como la documentación que requieran.

4. Las bases: este documento, que se publica con la convocatoria, es considerado lo más importante del proceso, pues en él se desarrolla cómo se van a realizar los exámenes, test, caso práctico… y cuál será el temario. 

5. Personal Laboral o Funcionario: esto es la tipología de contratación que la administración pública va a llevar a cabo. La diferencia os la encontráis en el Estatuto Básico del Empleado Público que dice en su artículo 9 sobre los funcionarios que: “En todo caso, el ejercicio de las funciones que impliquen la participación directa o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la salvaguardia de los intereses generales del Estado y de las Administraciones Públicas corresponden exclusivamente a los funcionarios públicos, en los términos que en la ley de desarrollo de cada Administración Pública se establezca”

¿Cómo se hacen los exámenes? Para saber cómo se va a desarrollar el proceso selectivo, hay que leer bien las bases, pero todo va a venir determinado de tres formas:

1. Proceso selectivo basado en oposición: esto es que se escogen a las personas exclusivamente por la nota del examen o los exámenes, es decir, el que saca más nota de queda con la plaza.

2. Proceso selectivo basado en concurso oposición: en estos casos primero se hacen los exámenes y con los aprobados se contabilizan los posibles méritos basado en experiencia y formación que tengan las personas candidatas. Últimamente es el proceso más común. 

3. Proceso selectivo basado en concurso: aquí solo cuentan los méritos que se concentran en experiencia laboral y formación, y que dependen de cada convocatoria. Para ello hay que leer bien las bases de los procesos selectivos.

¿Cómo me entero de las convocatorias que salen? Dependiendo de la oferta a la que vas a opositar, así tendrás que buscar en un sitio u otro, pero ten en cuenta que:

– Oposiciones para la Administración Local debes mirar en el BOP de cada provincia todos los días.

  • – Oposiciones para el SAS o la Junta de Andalucía: en el boja.
  • – Oposiciones de Instituciones Penitenciarias y otras: en el BOE. 

¿Cómo me preparo? Muchas personas me preguntan si es posible prepararse una oposición por su cuenta, y si lo es, aunque es más difícil y vas a tardar más tiempo. Tienes que pensar que no tienes ninguna guía, y que debes ir aprendiendo a cómo estudiar, preparar el temario, organizarte…

Otra duda que suele haber con este tema es ¿mejor un preparador o una preparadora, o una academia? Para mí ambas opciones son buenas, ahora bien lo esencial es que además de facilitar el temario os indiquen cómo estudiarlo y cómo programar el estudio. En realidad el temario no es complejo, cuando te haces con la normativa y legislación, lo entiendes, por eso necesitas un poco más, básicamente que te enseñen a estudiar. 

*Sobre las oposiciones en Servicios Sociales. 

Las oposiciones más conocidas por todos y todas, y a la que más gente aspira sin dudas, es la de Servicios Sociales. 

En esta rama nos encontramos como he dicho antes con tres organismos que voy a pasar a explicar brevemente:

Junta de Andalucía, son en total setenta temas y se desarrollan en tres exámenes que son un tipo test de 100 preguntas, caso práctico y desarrollo de dos temas elegidos al azar. 

Bajo mi punto de vista, la dificultad de la Junta radica en que es un temario muy amplio y cambiante porque se actualiza mucho la legislación. Además van saliendo las ofertas sin una temporalidad fija, y eso dificulta mucho la organización, porque no es como otras convocatorias de otras profesiones que sabes que salen cada dos o tres años…

Para Ayuntamientos y Diputaciones, no hay una estructuración fija para estos organismos, ya que cada uno se organiza de forma distinta. Suelen tener menos temario que la Junta y lo normal es que sean test y caso práctico. 

Lo que sí que es evidente entre estas oposiciones es que las funciones no son las mismas. Si consigues una plaza para la Junta de Andalucía trabajarás en servicios sociales especializados (valoración de la dependencia, protección de menores, centros de valoración de la discapacidad…) mientras que si la obtienes en Diputaciones o Ayuntamientos trabajarías en servicios sociales comunitarios y entre otros, se trabaja en el servicio de información, programa de familia, servicio de ayuda a domicilio…

*La decisión de opositar. 

La decisión de opositar en esta o en cualquier oposición es dura y difícil porque tu vida va a cambiar. Se sacrifican muchas cosas cuando te lo tomas en serio y comienzas a estudiar, te enfrentas a miedos e incertidumbre. Si no sabes si este puede ser tu camino, te dejo un decálogo de ayuda: 

1. Escribe en un papel el motivo real por el que opositar. Esta será tu motivación principal, vas a tener que recurrir mucho a este escrito, así que piénsalo, que no sea solo encontrar un empleo estable.

2. Enumera los pros y contras de opositar. De esta manera podrás ver los puntos negativos y compensarlos con los positivos.

3. Infórmate muy bien antes de escoger la oposición. Saber de qué va cada proceso, como son los temas,…, además te ayudará a tomar una buena decisión. 

4. Elige una meta y céntrate en ella. Los temas no suelen ser coincidentes y como dice el dicho: quien mucho abarca poco aprieta, elige y se consecuente con esa decisión.

5. Antes de estudiar planifica la oposición según tus temas y tú tiempo. Recuerda que nadie más que tú lo puedes hacer. 

6. Mira exámenes de años anteriores, te darán una orientación sobre qué estudiar.

7. Lee mucho, te ayudarán a mejorar tu redacción.

8. No dediques todo el tiempo a estudiar, deja algo para el descanso.

9. Ve el lado positivo de las redes sociales, hay mucha gente compartiendo su día a día estudiantil, verlo como una inspiración.

10. Recuerda: es duro, pero quien la sigue la consigue. Podrás hacerlo SI LO DESEAS, LO TRABAJAS Y LO LUCHAS.

Cádiz, 20 de octubre de 2020

Irina Sainz Olozabal. Trabajadora social. Colegiada nº 11-843
Amalia Matitos Rodríguez. Trabajadora social. Colegiada nº 11- 1742

A causa de la alerta sanitaria, profesionales del Trabajo Social y tantas otras profesiones, tuvimos que marcharnos a casa de un día para otro, teniendo que aprender a trabajar en remoto, a no poder usar herramientas muy nuestras, como la visita o la entrevista directas a las familias, y cambiar estas técnicas por el portátil sobre la mesa del comedor, suprimiendo el contacto físico y la observación directa. 

Las Administraciones, que ni siquiera habían terminado de implantar la administración electrónica, tuvieron que pensar y formular estrategias para poner en marcha “el teletrabajo” en un país que estaba cerrado y casi paralizado, donde no había suministros, ni plataformas, ni casi asistencia técnica. A esto hay que sumarle que la mayoría del colectivo usuario del sistema público de servicios sociales parte de una brecha digital por lo que el acceso a ellos se hace más dificultoso si cabe.

Casi siete meses después y con los brotes multiplicándose, la recomendación de priorizar el teletrabajo permanece en nuestro ejercicio profesional.  Lo que nos cogió con el pie cambiado y casi por sorpresa, ahora no debe resultar igual, pues hemos tenido siete meses para prepararnos, para planificar. A las autoras de este artículo al menos, nos ha removido lo suficiente como para escribir esta reflexión en voz alta. 

Y es que no solo a las administraciones le ha cogido el toro. También se ha evidenciado que no todo nuestro colectivo profesional tiene el mismo conocimiento, las mismas habilidades y aptitudes frente a las tecnologías. En ese sentido, desde la crítica constructiva, es precisa la actualización y adaptación tecnológica. Sorprende que el Código Deontológico no tiene ningún apartado expreso sobre el deber de formación continua, si bien aparece recogido en nuestra Ley de Servicios Sociales de Andalucía.

En esta coyuntura es de destacar la consideración de nuestra actividad como “trabajo esencial”, lo que unido a la tensión de mantener y aumentar la respuesta ante las demandas ya existentes y el incremento de necesidades por una nueva parte de la población que por primera vez acudían al SPSS motivadas por la crisis económica derivada de la pandemia, nos convertían en las denominadas “ucis sociales”, que al igual que las sanitarias también se han visto desbordadas. 

De modo que al estrés, miedo e incertidumbres derivados de la crisis sanitaria que hemos vivido junto con el resto de la sociedad se suma, en nuestro caso, el desconcierto por una crisis técnica, organizacional y ética. Sobre la marcha se han ido estableciendo canales de comunicación para todos y todas, y articulando grupos de mensajería inmediata, no siempre de la manera más práctica y útil. 

Al abordar este tema nos surgían algunas preguntas que lanzamos con idea de sugerir un debate y no tanto con la pretensión de responderlas. 

  • ¿Cómo mejoraría el teletrabajo la conciliación familiar-laboral en profesiones como la nuestra que está tan feminizada?, ¿qué podemos aprender del teletrabajo en otros países y regiones?   
  • ¿Mejoraría nuestro quehacer profesional y la atención a la ciudadanía? ¿Contribuiría a reducir la burocratización y el colapso por la emergencia social?  ¿Tenemos los elementos para valorar esto (indicadores de evaluación)? 
  • ¿Cómo favorecer esa transición tecnológica hacia la administración electrónica con la ciudadanía, sobre todo con aquellos colectivos donde existe la brecha digital? 

Nos aproximamos al Teletrabajo a través de tres apartados: (1) Concepto Del Teletrabajo (2) Condiciones Laborales Del Teletrabajo, Ventajas E Inconvenientes (3) Teletrabajo En El Ejercicio Profesional.

En España, el término teletrabajo legalmente corresponde a la situación en que la prestación de la actividad laboral se realiza de manera preponderante en el domicilio de la persona trabajadora o en el lugar libremente elegido por ésta, alternando con su desarrollo presencial en el centro de trabajo de la empresa. 

La definición de trabajo flexible o trabajo en remoto, es más precisa, pues el concepto incluye la posibilidad de trabajar desde donde y cuando el/la profesional considere que resulta más eficiente realizar su trabajo. Hablamos por tanto de grupos de convivencia, horarios flexibles, trabajo fuera de la oficina, movilidad, etc. Estos nuevos modelos, más flexibles y libres, residen en culturas organizacionales más maduras, en las que prima la confianza y la autogestión de las y los profesionales y donde la presencia no es un factor fundamental, como sí lo es la orientación a resultados. Es un cambio de paradigma en la forma de trabajar que desvincula definitivamente el trabajo a un espacio concreto. 

En España disponemos del recién publicado Real Decreto Ley 28/20, de 22 de septiembre, de Trabajo a Distancia.

Desde la perspectiva laboral, tradicionalmente el teletrabajo se ha advertido como una fuente de ventajas y oportunidades para la persona trabajadora, la sociedad y la empresa: 

  • Facilita la conciliación en tanto permite combinar su trabajo con la atención a la familia, siempre que las condiciones de prestación sean flexibles. 
  • Supone un ahorro de tiempo para la persona trabajadora en tanto obvia el dedicado a los desplazamientos. 
  • Su uso disminuye la contaminación pues reduce los desplazamientos y el uso del vehículo privado. 
  • Facilita la vida en zonas y núcleos no urbanos en tanto permite el desarrollo del trabajo sin la cercanía a un centro de trabajo que habitualmente se hallaría cerca de una gran urbe. 
  • Ahorro de costes de todo tipo para las empresas vinculados a la desaparición o reducción de la necesidad de instalaciones físicas en la cual se presta el trabajo.

Sin embargo, la realidad ha mostrado también los aspectos desfavorables: 

  • Puede suponer la intromisión del ámbito profesional en la vida privada, haciendo más difícil el deslinde entre ambas.  
  • Propicia jornadas sin final. La persona trabajadora se encuentra al servicio continuo de la empresa. Cuando el teletrabajo está mal concebido no existen límites horarios en la prestación. 

Respecto a estos dos últimos aspectos hemos trabajado más y lo hemos hecho en condiciones precarias, desde el sofá o la cocina, compartiendo espacios improvisados con parejas e hijos. Trabajando a costa del sueño. A este respecto elogiamos la profesionalidad y el compromiso de nuestro colectivo.  

El teletrabajo ha desnivelado la balanza en el binomio trabajo/ocio. Los distintos agentes sociales denunciamos que la conectividad no debe ser en ningún caso sinónimo de “disponibilidad permanente” hacia las necesidades de la empresa. La conectividad constante (atender el teléfono o la mensajería, revisar el correo electrónico o acceder a redes sociales de la empresa, etc.) dificulta la desconexión mental y la propia recuperación física y psíquica de las personas trabajadoras. Los sindicatos manifiestan que esta disponibilidad permanente conlleva riesgos psicosociales e incrementa los niveles de estrés. Ya se habla de nuevas patologías como el tecnoestrés laboral o la “nomofobia” u otras adicciones derivadas del uso continuado y no racionalizado de las nuevas tecnologías.

  • Favorece el individualismo y hace más difícil la articulación colectiva, disminuyendo la protección que puede tener la persona trabajadora gracias a la representación sindical y situándola de nuevo en solitario frente a la empresa, acentuándose el desequilibrio natural de la relación entre ambos. 
  • Uno de los defectos planteados hasta ahora era que la empresa podía trasladar a la persona trabajadora costes claros propios de la actividad productiva (iluminación, equipos de trabajo) sin compensación alguna. Sin embargo, la nueva legislación avanza hacia que las empresas deberían proveer de equipos de trabajo a distancia a esos profesionales, además de negociar con ellos todo el capítulo de novedades que incluye la ley, desde la compensación de gastos a horarios.
  • Se dificulta el control de las condiciones de seguridad y salud en las cuales se presta la actividad, haciendo el empresario dejación de sus obligaciones en esta materia. 

La implantación del teletrabajo requiere de una nueva mentalidad en el modelo organizacional, supone introducir elementos de innovación en las empresas y en la administración con líderes y equipos dispuestos a dichos cambios. El factor humano y cultural es clave. 

El teletrabajo es una forma de organización de la actividad laboral que posee ventajas tanto para las personas trabajadoras como para las empresas. Estamos ante una forma de organización del trabajo voluntaria y reversible y que resulta una magnífica herramienta para conciliar nuestras vidas. 

En la aplicación del Teletrabajo al ejercicio profesional del Trabajo Social se ha abierto un debate entre profesionales, y son numerosas las incertidumbres o cuestiones éticas que han surgido en nuestro desempeño profesional respecto del teletrabajo instaurado repentinamente durante el confinamiento. Queremos destacar y valorar positivamente el importante papel que ha jugado el Consejo General a través de formaciones virtuales de total actualidad para asesorarnos y acompañarnos en estos convulsos momentos. Algunas de las cuestiones planteadas como dificultad o reticencia en el uso del teletrabajo estaban relacionadas con los siguientes aspectos:

Confidencialidad y protección de datos: hemos de tener precaución en los dispositivos para velar por ello. Usaremos protección antivirus, claves, programas de encriptación, modelos de autorización y/o consentimiento de la persona, entre otros. La Agencia Española de Protección de Datos ofrece recomendaciones para proteger la seguridad de los datos personales y en el uso del teletrabajo, las empresas cuentan con un/a delegado/a de protección de datos y la institución tiene la obligación de formar a sus trabajadores en esta materia.

Disponibilidad de medios: debemos dar a conocer a la organización las condiciones y medios indispensables para llevar a cabo la intervención social, así como aquello que obstaculice su labor (art. 39 del código deontológico) así como proponer cambios y actuaciones mediante los canales apropiados (art 46). Siendo autocríticas, en ocasiones ha faltado reclamar los medios suficientes, actualizados tecnológicamente, para poder ejercer la actividad con eficiencia. O bien hemos puesto los propios medios, movidas y movidos (aunque quedaría mejor “motivadas y motivados”) por la vocación y sentido del servicio público y del deber, asumiendo un coste personal. 

Sensación de “ir a ciegas”: la percepción del profesional de estar mermados en la comprobación de datos u observación, de insuficientes elementos para el análisis y diagnóstico, puede contrarrestarse con el uso de métodos complementarios o alternativos (videoconferencias-TICs). Además, recordemos la importancia del trabajo en red, completando el estudio del caso con información de otros agentes y sistemas con los que podemos y debemos coordinarnos y ser interoperables.

Respecto a nuestra metodología, entendemos que la Visita Domiciliaria -salvo situaciones excepcionales similares a esta emergencia sanitaria- es una técnica propia, originaria, que debemos preservar.  La sustitución por entrevistas telefónicas en la situación de crisis vivida ha satisfecho muchas necesidades de la ciudadanía, y evidenciado la importancia del apoyo como técnica y de las habilidades de comunicación (el uso del refuerzo, los silencios, la reformulación etc); pero la visita domiciliaria ofrece un conocimiento más completo e integral de la realidad en que vive la persona o unidad convivencial, tanto en la observación y recogida de datos, como en establecer una relación cercana y empática, y en la comprensión del entorno no solo físico sino también relacional. La visita es una seña de identidad de nuestra profesión y debemos seguir usándola, realizándose a criterio del profesional y con las medidas de seguridad pertinentes.

Realmente en determinados ámbitos el uso de las tecnologías de la comunicación no es una novedad. Por ejemplo, ya existen el voluntariado virtual o la mediación civil on line.

Opinamos que el teletrabajo es factible en las actividades indirectas de tipo documental, en la elaboración de informes, para las que requerimos mayor concentración y abstracción, así como para gestiones telefónicas, bien con profesionales como con las personas destinatarias. A este respecto, desde el punto de vista de la ciudadanía y la comunicación, vemos que la accesibilidad y la comodidad de un teléfono móvil son facilitadores de la misma, siendo un medio con el que las personas están familiarizadas, se muestran más abiertas y libres en la expresión, menos coartadas que en una entrevista en una oficina. 

Sin embargo, algunos sectores de la población son analfabetos digitales y la presencialidad es ineludible, entonces es necesario realizar un trabajo de empoderamiento digital que les posibilite la autonomía y acceso a los servicios, y para ello convendría incorporar profesionales de la mediación tecnológica y comunicativa a nuestros sistemas.

–    funcionamiento de equipo: frente a quienes consideran que el teletrabajo menoscaba el trabajo en equipo, detallamos herramientas que podemos utilizar para sostener las dinámicas de trabajo colectivo.

  • Dinámicas de equipo. Establecer protocolos para trabajar con el resto de compañeras y compañeros en remoto, de manera que se puedan replicar las dinámicas de trabajo cotidianas que tendríamos en la oficina. Por ejemplo, una reunión matinal de 15 minutos cada día, una llamada antes de acabar la jornada, etc.
  • Motivación y vínculo. Mantener una comunicación constante con iguales y responsables es fundamental para la motivación. Hoy existen múltiples herramientas en línea, que permiten la comunicación fluida. Además, ayudan a conocer el estado de nuestros compañeros en cada momento (disponible, reunido, ausente…).
  • El correo electrónico: Sigue siendo el pilar de las comunicaciones en internet, aunque cada vez más está siendo desplazado por la mensajería instantánea.
  • Videoconferencias: Actualmente es la forma de telepresencia que existe, y aunque no forma parte del día a día de quien teletrabaja, es muy útil para reuniones y decisiones importantes. Skype o Google Hangouts ofrecen videoconferencias de forma sencilla y gratuita. En las residencias de personas mayores se ha incorporado esta herramienta y en nuestra comunidad autónoma recientemente las han autorizado para valoraciones de dependencia, para interactuar con la persona dependiente.
  • Herramientas de trabajo colaborativo: Es habitual que varias personas deban trabajar conjuntamente en la redacción de un documento, y es por eso que resultan muy prácticas las herramientas de trabajo colaborativo como Google Drive, por citar la más común, aunque existen versiones mucho más potentes enfocadas a la empresa.
  • Recursos compartidos: es habitual el uso de servicios como Dropbox, Box, Google Drive o OneDrive de Microsoft, que permiten compartir y sincronizar archivos fácilmente.
  • El teléfono como herramienta de eficiencia. Esta vía de comunicación es muchas veces más efectiva que el correo o la mensajería instantánea y evita muchos malos entendidos de la comunicación por escrito.
  • Software específico: si la empresa utiliza en su oficina un software específico de gestión, el personal deberá contar con ese mismo software en su puesto de trabajo, adaptado si fuera necesario para trabajar remotamente.
  • Herramientas de monitorización: para evitar el temor de las y/o los responsables de equipo al “escaqueo”, existen programas que sirven para controlar el tiempo de quien teletrabaja, mediante su conexión a las aplicaciones de trabajo y el lugar desde el que accede.

Para ello es imprescindible la cultura de confianza, apertura a la innovación y a la creatividad tanto de las instituciones como de las personas concretas que las forman. Desde la perspectiva organizacional es importante que las personas responsables de equipos y programas sean líderes, que sepan animar a su equipo, transmitir correctamente los objetivos, aclarar las dudas, moverse en el medio tecnológico para desempeñar sus funciones también a través de las TIC´s (convocar a reuniones a través de videoconferencias y gestionarlas en ese entorno).

A pesar de los inconvenientes que ya han aparecido o se presenten en un futuro queremos concluir trasladando nuestra actitud positiva frente al reto y crisis que se ha producido con la pandemia y el teletrabajo sobrevenido. El teletrabajo creemos que es fundamentalmente una oportunidad de crecimiento y enriquecimiento profesional y laboral.

BIBLIOGRAFÍA

Hermoso, M. Pérez, L. Varela, J. y Viñas, A. (2020). El teletrabajo en la encrucijada. Análisis y Propuestas. Estudios nº5. Servicios de estudios de la Confederación UGT.

https://ajuntament.barcelona.cat/tempsicures/sites/default/files/190204_teletrabajo.pdf

Consejo General de Trabajo Social. Código Deontológico de Trabajo social. Edición II (2015). Madrid: CGTS.

BOJA Nº 170 de 2 de septiembre de 2020. Acuerdo de 28 de agosto de 2020, del Consejo de Gobierno, por el que se adoptan medidas para la mejora de la atención a las personas en situación de dependencia. 

BOJA núm. 248, de 29 de diciembre de 2016. Ley 9/2016, de 27 de diciembre, de Servicios Sociales de Andalucía. 

Real Decreto Ley 28/2020 de 22 de septiembre de Trabajo a Distancia.

Málaga, 22 de julio de 2020

ENTREVISTA A
Cayetana Puertas Orozco.
Trabajadora Social. Centro de protección de menores.

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿ha sido distinto? ¿En qué ha cambiado?

Sí. Ha cambiado en diferentes aspectos del funcionamiento en general. Por un lado, en la dinámica del trabajo puesto que desde que se declaró el estado de alarma he estado combinando trabajo presencial con teletrabajo. A su vez, las funciones diarias se han visto afectadas, ya que durante el confinamiento no se han efectuado ni ingresos ni traslados de menores, tampoco se han realizado visitas supervisadas ni permisos de salidas de los/las menores con los familiares, ni se ha llevado a cabo una gestión y coordinación con los diferentes recursos y entidades con las que nos coordinamos en nuestro día a día en el trabajo, puesto que todo ha estado parado.

¿Qué has echado en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

Haber contado desde primera hora con material suficiente de protección para prevenir el contagio del COVID-19, así como con un protocolo previamente establecido para hacer frente a la crisis sanitaria.

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?

A pesar de la importancia que tiene el desarrollar mi actividad laboral de manera presencial, considero que se puede implementar el teletrabajo combinándolo con el trabajo presencial. Desde mi punto de vista es una manera de optimizar el tiempo para llevar a cabo funciones, como por ejemplo, la realización de informes sociales, coordinación telefónica con otras entidades, e incluso las reuniones realizadas desde cualquiera de las diferentes plataformas que te permiten mantener una reunión en linea entre las distintas partes intervinientes en un caso.

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?

Desde mi puesto de trabajo y en relación a los contactos de los/las menores con sus familiares, hemos añadido durante el confinamiento la realización de videollamadas, así como la ampliación de los días de llamadas telefónicas.

¿Qué supondrá la situación post-COVID de cara a tu trabajo diario? 

Tener que trabajar bajo un estricto protocolo interno consistente en medidas de prevención del COVID-19.

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID?

Un trabajo de calidad que garantice el acceso a los diferentes recursos y se apoye para cubrir las necesidades de todas las personas en situación de vulnerabilidad social.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Desde mi puesto de trabajo y teniendo en consideración las circunstancias y las limitaciones que hemos tenido desde que se declarase el estado de alarma, no se ha podido hacer más de lo que se ha hecho; ampliación de contactos familiares a través de llamadas telefónicas y videollamadas, ya que hemos estado muy limitados/as a la hora de poder coordinar con los diferentes recursos.

ENTREVISTA A
Macabea Cucarella Ortega.
Trabajadora Social. Centro de menores.

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿ha sido distinto? ¿En qué ha cambiado?

Si ha sido distinto, se han paralizado en gran medida las gestiones técnicas propias, dando prioridad a las comunicaciones de los/as menores acogidas con sus familiares a través de videollamadas y en el desarrollo de actividades creativas, de ocio y deportivas.

¿Qué has echado en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

Soporte digital de calidad, para las gestiones telemáticas.

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?

Si, dotando de equipos y plataformas que sean capaces de soportar las gestiones de forma telemática.

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?

El desarrollo del régimen de contactos familiares, en lugar de forma presencial a través de videollamadas. Así como las reuniones de coordinación con las distintas instituciones intervinientes.

¿Qué supondrá la situación post-COVID de cara a tu trabajo diario? 

A día de hoy, aún no me atrevería a decir nada más que la ejecución de gestiones de forma telemática; pues en mi opinión, el trabajo social requiere del contacto con las personas y su medio/contexto.

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID? 

Que somos profesionales imprescindibles para la sociedad.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Seguro se podría haber hecho algo más, ha sido una situación tan excepcional que no existían precedentes de intervención. Desde mi punto de vista, ha sido fundamental acompañar a los/as menores acogidos en el centro y a sus familiares, con actitud positiva, creativa y de recuperación.

¿Podrías contarnos alguna anécdota o un caso relevante durante el COVID 19?

El aumento de vinculación entre los/as menores acogidos y los profesionales (dirección, equipo técnico, equipo educativo y servicio externo) y la horizontalidad, siendo todos/as imprescindibles en la lucha contra la pandemia. Participando todos/as en la mayoría de las actividades programadas y la inversión en muchas ocasiones de roles, donde los/las menores apoyaban, animaban y empatizaban con sus adultos de referencias. Reconociendo y alabando el trabajo realizado y fundamental del servicio externo (limpiadoras) que normalmente en el día a día de un centro, es el menos reconocido.

Málaga, 14 de julio de 2020

Carlos J. Núñez Gómez
Trabajador Social
Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología Doctor por la Universidad Pablo de Olavide

La profesión de Trabajo Social tiene una presencia destacada en los sistemas públicos de protección social, sistemas que sustentan el actual Estado de Bienestar, especialmente los sistemas de Servicios Sociales y los de Salud. Por su número destacan en servicios sociales y salud. Según datos aportados por el Consejo General de Trabajo Social (2016) la gran mayoría del colectivo realiza su trabajo en algún organismo público, siendo lo más habitual que desarrollen su labor en administraciones locales (ayuntamientos y diputaciones).

En la esfera pública, el Trabajo Social junto a otras profesiones integran el conjunto de los empleados públicos, que se dividen en:

  • Funcionarios de carrera. Que son aquellos que en virtud de su nombramiento legal desempeñan servicios de carácter permanente, y que han sido seleccionados según los principios de mérito y capacidad a través de oposición, para los que no solo se requiere una formación específica, sino además conocimientos más concretos sobre el Estado y las administraciones públicas y otros relacionados con el funcionamiento del servicio público donde se va a prestar el servicio.
  • Funcionarios de empleo: los interinos- que por necesidad o urgencia ocupan plazas de plantilla en tanto no se provean por funcionarios de carrera. Los eventuales que son nombrados y cesados discrecionalmente- para desempeñar cargos de confianza o asesoramiento especial no reservado a funcionarios de carrera, que cesan automáticamente al cesar el cargo político al que sirven. También personal por contrato (trabajos específicos de carácter extraordinario o de urgencia), contratos de colaboración temporal
  • Personal laboral: fijos y de duración determinada.

Dentro de la administraciones son las relaciones de puestos de trabajo (RPT) el instrumento técnico a través del cual realizan la ordenación del personal de acuerdo con las necesidades de los servicios y donde se precisan los requisitos para el desempeño de cada puesto (Parada, 1995). También se llevan a cabo los concursos de provisión de puestos de trabajo (PPT) en los que rigen los méritos (grado personal consolidado, formación, antigüedad…) y que permiten acceder a las diferentes jefaturas con distintos niveles de responsabilidad. También existe la comisión de servicio (CS) una forma más de provisión de puestos pero para la cobertura urgente e inaplazable necesidad, siendo de carácter voluntario, cuya duración no podrá exceder de un año, prorrogable por un año más si, si sigue vacante.

Si nos acercamos al ordenamiento jurídico, tenemos en primer lugar la Constitución, que en su artículo 103.3 dice que:

“La ley regulará el estatuto de los funcionarios públicos, el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito y capacidad, las peculiaridades del ejercicio de su derecho a sindicación, el sistema de incompatibilidades y las garantías para la imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.”

El texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público, en su  artículo 1,  expone entre otros fundamentos de actuación, la igualdad, mérito y capacidad en el acceso y en la promoción profesional. Por tanto, los empleados públicos, entre otros derechos, tienen el de la progresión en la carrera profesional y promoción interna según principios de igualdad, mérito y capacidad mediante la implantación de sistemas y procesos objetivos y transparentes de evaluación. Y entre los deberes tienen los de velar por los intereses generales con sujeción y observancia de la Constitución y del resto del ordenamiento jurídico, y deberán actuar con arreglo a los principios de objetividad, neutralidad, responsabilidad, imparcialidad o ejemplaridad. Su actuación perseguirá la satisfacción de los intereses generales de la ciudadanía y se fundamentará en consideraciones objetivas orientadas hacia la imparcialidad y el interés común, al margen de cualquier otro factor que exprese posiciones personales, familiares, corporativas, clientelares o cualesquiera otras que puedan colisionar con este principio. No aceptarán ningún trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja injustificada, por parte de personas físicas o entidades privadas, ni deben influir en la agilización o resolución de trámite o procedimiento administrativo sin justa causa y, en ningún caso, cuando ello comporte un privilegio en beneficio de los titulares de los cargos públicos o su entorno familiar y social inmediato o cuando suponga un menoscabo de los intereses de terceros. Y aunque obedecerán las instrucciones y órdenes de los superiores, si estas constituyeran una infracción manifiesta del ordenamiento jurídico, deberán poner en conocimiento de los órganos de inspección procedentes. Por tanto, los funcionarios de carrera son una barrera ante comportamientos políticos no deseables.

Es por ello que las administraciones proveerán los puestos de trabajo mediante procedimientos basados en los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad. Donde el concurso consistirá en la valoración de los méritos y capacidades y, en su caso, aptitudes de los candidatos por órganos colegiados de carácter técnico. Su funcionamiento se ajustará a las reglas de imparcialidad y objetividad.

Pero, sin duda, los funcionarios titulares pueden ser susceptibles de que se les influya, pues sus complementos salariales o su provisión profesional dependen a menudo de los políticos. En ocasiones la política campa a sus anchas en la administración pública, y utiliza mecanismos que no se ajustan de la mejor manera de hacer las cosas en cuanto a gestión de personal se refiere, como por ejemplo las comisiones de servicios interminables que sobrepasan con mucho los dos años máximo o a veces excesivas en número, refuerzos temporales o entrada de personal interino con carácter temporal. Si esto, además, se hace en tiempos de crisis y recortes públicos, su visibilidad es mayor al coincidir en el tiempo con recortes en personal y servicios, la no cobertura de jubilaciones o las bajas de larga duración. Por esto, resulta indispensable reglar al máximo estas cuestiones.

A veces la falta de una adecuada promoción interna, de convocatorias de concursos de provisión y de traslados, pueden llevar al personal funcionario a la desmotivación, la falta de ilusión y de iniciativas a posibles cambios en los servicios y puestos de trabajo. En este contexto aparece el desánimo, la exasperación y el agotamiento.

En el caso concreto del Trabajo Social, a lo anteriormente expuesto, se debe añadir las limitaciones que la profesión ha tenido y tiene dentro de la administración pública. Su acceso, en la mayoría de los casos, se ha realizado con un título de grado medio que limita la promoción  interna a niveles de superior  responsabilidad en la función pública (con un nivel tope de 26 frente a los 30 de las titulaciones de grado superior). Esto no parece haber mejorado con la nueva titulación de grado, pues las ofertas públicas, oposiciones y concursos que actualmente se vienen realizando por las administraciones para el acceso de trabajadores sociales se convocan dentro del grupo A2 (diplomatura), pero, sorprendentemente, incorporan a los titulados de Grado en Trabajo Social en el mismo grupo A2. Pero, curiosamente, se observa que cuando se convoca una plaza del grupo A1 se pide licenciatura o grado (ej. Grado en Derecho). Este hecho en sí es contradictorio y a la vez discriminatorio para los Graduados y Graduadas en Trabajo Social. ¿Cómo puede ser que un Grado de Trabajo Social se incluya en el grupo A2 y un Grado en Derecho en el grupo A1, máxime cuando ambas titulaciones tienen el mismo nivel universitario?

Lo anterior no es una cuestión baladí pues además de implicar una menor remuneración económica, lleva parejo un menor reconocimiento público y la imposibilidad de acceso a determinados puesto de mayor responsabilidad dentro de las áreas y servicios de las administraciones donde la toma de decisiones es mayor en relación a los servicios públicos que se prestan o se pretenden prestar.  

Los colegios profesionales, como menciona Parada (1995), es “el ejemplo más típico de los entes corporativos, entre sus notas más significativas está el interés homogéneo entre sus miembros” (p.30). Al ser corporaciones de derecho público, amparados por la ley y reconocidos por el Estado con personalidad jurídica propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines. Estos deben garantizar la defensa de los intereses profesionales, la representación exclusiva de las mismas y la defensa de los intereses profesionales (artº 13 de la ley de colegios de 13/2/1974), que  entre sus funciones tiene la colaboración con las administraciones públicas, posibilitando su adecuado funcionamiento, pero también exigiendo aquellas cuestiones que son de derecho y que afectan al colectivo.

La Ley 10/2011 de los Colegios Profesionales de Andalucía en su Artículo 17, al hablar de los fines, establece la defensa de los intereses profesionales de las personas colegiadas, la defensa de los intereses generales de la profesión, así como la consecución de su adecuada satisfacción en relación con el ejercicio de la profesión respectiva.

Por lo dicho, los Colegios Profesionales deben abordar estos temas, con la mayor celeridad posible, pues esto afecta al desarrollo de la propia profesión y a su futuro. Independientemente de que los sindicatos tengan un papel destacado en las cuestiones planteadas.

Bibliografía

  • Bosch, J. y Escolar I. (2018) El secuestro de la Justicia. Roca Editorial de Libros
  • Constitución Española de 27 de Diciembre de 1978 (BOE núm. 311-I, de 29 de diciembre de 1978.
  • Lima, A.I. (Coord.) (2016). II Informe sobre los servicios sociales en España. Consejo General del trabajo Social. Madrid.
  • Jefatura del Estado (1974) Ley 2/1974, de 13 de febrero, sobre Colegios Profesionales. Publicado en BOE núm. 40 de 15 de Febrero de 1974. Revisión vigente desde 27 de Julio de 2012.
  • Junta de Andalucía. Ley 10/2011, de 5 de diciembre, por la que se modifica la Ley 10/2003, de 6 de noviembre, reguladora de los Colegios Profesionales de Andalucía, y la Ley 6/1995, de 29 de diciembre, de Consejos Andaluces de Colegios Profesionales. 
  • Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.  Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público. BOE» núm. 261, 31/10/2015. https://www.boe.es/eli/es/rdlg/2015/10/30/5/con Parada, R. (1995). Derecho Administrativo, Organización y empleo público (9ºedic). Marcial Pons, ediciones Jurídicas, S.A. Madrid
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