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Madrid, 20 de abril de 2021

José María Regalado López
Trabajador Social, Director de Inmersión TIC Academy Profesor Universitario en la Universidad de La Salle y en la Universidad Pontificia de Comillas

El Trabajo Social se encuentra en un momento paradójico, tiene que acompañar en un contexto en el que lo tecnológico es fuente de inclusión y exclusión social. Y  donde, para garantizar una igualdad de oportunidades de desarrollo, se requiere orientar en la adquisición y aprendizaje de unas competencias digitales que, en buena medida, profesionalmente hemos dejado conscientemente y alejado de nuestro propio desarrollo profesional. 

El último año, con la pandemia COVID_19, nos ha arrollado el tsunami de la digitalización y nos ha encontrado a pie cambiado para iniciar la carrera de la denominada Transformación Digital. Siendo profesionales especializadas en luchar contra las desigualdades y perseguir la justicia social, nos hemos encontrado carentes de herramientas y habilidades para dar la atención adecuada a quien más lo necesita. Nos hemos visto inmersas en un entramado de brechas digitales que va más allá de cuestiones instrumentales. 

No hablamos de conocer y manejar herramientas de videoconferencia, nada más lejos. Esto va mucho más allá de saber usar Zoom o subir documentos a la nube. 

La unión europea define  la inclusión social como un proceso que asegura que aquellas personas en riesgo de pobreza y de exclusión social aumenten las oportunidades y los recursos necesarios para participar completamente en la vida económica, social y cultural, así como gozar de unas condiciones de vida y de bienestar que se consideran normales en la sociedad en la que viven (Unión Europea).

En este sentido, en un contexto de Sociedad Red, en términos de Castells, las competencias digitales se posicionan como una herramienta fundamental para alcanzar la mencionada inclusión social. La resolución de las problemáticas de la pobreza, la exclusión y el subdesarrollo no puede ser analizada sin tener en cuenta la dimensión tecnológica: producción de alimentos, vivienda, transporte, energía, acceso a conocimientos y bienes culturales, ambiente, organización social (Thomas, H., 2012). Esta situación lleva a inducir, que la carencia de adecuadas competencias digitales entre las profesionales de Trabajo Social puede sesgar o limitar el correcto acompañamiento a personas en vulnerabilidad.

Este hecho, más allá de la necesidad y oportunidad de desarrollar habilidades digitales adecuadas a nuestro desempeño profesional sin dilación, implica una responsabilidad ética para cumplir con nuestra misión. 

En palabras de D´Antonio y de Lucas, la profesión se ha caracterizado por una cierta acomodación distante hacia las tecnologías, con un importante recelo por amplios sectores que las entienden carentes de sentido social e, incluso contrarios al mismo y culpables en buena medida de su despersonalización. 

En este punto, tiene sentido repensar el propio objeto del Trabajo Social, para esto me parece interesante recuperar la propuesta de Zamanillo, que identifica el malestar psicosocial como objeto en Trabajo social. Así, dicho objeto del trabajo social son todos los fenómenos relacionados con el malestar psicosocial de los individuos, ordenados según su génesis socio-estructural y vivencia personal. La autora describe esta génesis como los problemas psicosociales derivados de la falta de oportunidades vitales necesarias para el crecimiento de los individuos en situaciones de pobreza, morales, sociales y culturales que impidan su autonomía y desarrollo personal (Zamanillo, 2018). Y es en este punto donde debemos referir las competencias digitales como una de las cuestiones transversales fundamentales para desarrollarse en igualdad de oportunidades en la sociedad tecnificada contemporánea. 

Es decir, aquellos elementos biopsicosociales que afectan al bienestar de la persona, que incluyen los aspectos razonables de libertad de expresión, educación, atención mediática, trabajo o vivienda entre otras. Identificadas por la FITS como derechos humanos esenciales para el desarrollo en bienestar de las personas, vienen en buena medida determinados por el acceso y apropiación tecnológica, en un contexto altamente digitalizado como el actual. 

Llegados  este punto, hemos de conceptualizar las competencias digitales en relación a una lógica humanista. Para ello, nos vamos a basar en la recomendación de la Comisión Europea que describe como la competencia digital implica el uso crítico y seguro de las Tecnologías de la Sociedad de la Información para el trabajo, el tiempo libre y la comunicación.

La competencia digital es una habilidad transversal para alcanzar aquellos aspectos psicosociales que se identifican como fuente de bienestar como las relaciones sociales, el acceso a la información o el desempeño profesional.

Por tanto, la competencia digital también puede definirse como el uso creativo, crítico y seguro de las tecnologías de información y comunicación para alcanzar los objetivos relacionados con el trabajo, la empleabilidad, el aprendizaje, el tiempo libre, la inclusión y participación en la sociedad (INTEF, 2017).

Relación del Trabajo Social y la tecnología en un marco de competencia tecnológica

Por todo lo mencionado anteriormente, podemos concluir que los y las profesionales del Trabajo Social, para alcanzar su objeto de reducir o eliminar el malestar social de las personas en situaciones de vulnerabilidad social, requieren procurar una correcta alfabetización digital de aquellas personas con las que intervienen. Y esto, implica partir de su propio desarrollo competencial.

Es decir, para promover esta alfabetización digital crítica, los y las profesionales requieren de un nivel de apropiación tecnológica adecuado, que no está definido actualmente en ningún marco institucional de la profesión.

Es por ello imprescindible el desarrollo de un marco de referencia para el desarrollo y evaluación de las competencias digitales deseables en los y las profesionales del Trabajo Social. 

Para ello, proponemos DigComp como el modelo de referencia más adecuado en el contexto europeo y particularmente en España. Este modelo, en su versión 2.1 desde 2017, deriva de una investigación del Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea sobre aprendizaje y habilidades para la era digital, que comenzó en 2005 con el objetivo de brindar apoyo político basado en evidencia a la Comisión Europea y a los estados miembros sobre el aprovechamiento del potencial de las tecnologías digitales para innovar en la educación y prácticas de formación, mejorar el acceso al aprendizaje permanente y hacer frente al surgimiento de nuevas habilidades y competencias digitales necesarias para el empleo, el desarrollo personal y la Inclusión social (DigComp 2.1, 2017).

El Marco Europeo de Competencias Digitales para Ciudadanos, también conocido como DigComp, ofrece una herramienta para mejorar la competencia digital de la ciudadanía.

Publicado por primera vez en 2013, DigComp se ha convertido en un referente para el desarrollo y planificación estratégica de la competencia digital. En junio de 2016, el CCI publicó DigComp 2.0, actualizando la terminología y el modelo conceptual, además de mostrar ejemplos de su implementación a nivel europeo, nacional y regional, y actualizándose en 2017 con nuevos niveles de desarrollo y descriptores.

El marco de DigComp tiene 5 áreas, que a su vez, se dividen en 21 competencias digitales específicas. A partir de la versión DigComp 2.1 se han dividido en ocho niveles de adquisición de dicha competencia a través del aprendizaje y se vienen usando verbos de acción, siguiendo la taxonomía de Bloom, e inspirado por la estructura y vocabulario del Marco Europeo de Cualificaciones (EQF). 

En la figura 1 se muestra una infografía con el diseño de DigComp 2.1

De las 21 competencias digitales, hemos seleccionado las que, a nuestro parecer, son las esenciales para garantizar unos mínimos a la hora de desempeñar nuestra profesión, identificando en nivel de adquisición que consideramos adecuado, de los descritos por el modelo.

En el área de la información y alfabetización informacional destacamos:
Un nivel avanzado en la navegación, búsqueda y filtrado de información, datos y contenidos digitales.
Y un nivel avanzado en la evaluación, almacenamiento y recuperación de dicha información, datos y contenidos digitales.

En el área de la comunicación y colaboración destacamos:
Un nivel avanzado en la interacción mediante las tecnologías digitales
Un nivel avanzado a la hora de compartir información y contenidos digitales
Un nivel especializado en la participación ciudadana y la colaboración mediante canales digitales
Un nivel avanzado en netiqueta y gestión de la identidad digital

En el área de creación de contenidos digitales destacamos:
Un nivel intermedio en el desarrollo de contenidos digitales y conocimientos de derechos de autor y licencias de contenido
Y un nivel avanzado en la integración y reelaboración de contenidos

En el área de seguridad
Un nivel intermedio en protección de dispositivos, de la salud y el entorno
Un nivel avanzado en la protección de datos personales y privacidad

Y por último, respecto al área de resolución de problema destacamos:
un nivel avanzado en la innovación y uso de la tecnología digital de forma creativa. 
Y muy especialmente, un nivel especializado en la identificación de lagunas en la competencia digital. 

Conclusiones

Es fundamental, y de exigencia ética, que las personas profesionales del Trabajo social desarrollemos las competencias digitales adecuadas a nuestro desempeño, que implica, en términos de Bloom, la capacidad para aplicar y evaluar tecnologías adecuadas a las necesidades sociales.

Para ello, contamos con la referencia impulsada por la comisión europea en el modelo DigComp, con una referencia para adquirir un nivel avanzado de competencias digitales en las áreas que se identifican como claves, para acompañar a terceras personas. 

Las estructuras pedagógicas y formativas de la profesión, encabezadas por las universidad y los colegios profesionales, deben integrar de forma expresa, urgente y transversalizada las competencias digitales en los programas formativos de la profesión, tanto en su formación universitaria, como en su formación para profesionales en activo. 

Las administraciones públicas que integran la atención a la vulnerabilidad, las organizaciones no lucrativas del tercer sector y las empresas, deben apresurarse en implementar procesos de evaluación al desempeño para evaluar la situación individual y colectiva, y acometer los procesos formativos y de revisión metodológica que se requieran. 

Para estructurar un modelo de referencia profesional, disponemos del modelo DigComp 2.1, y ejemplos de implementación profesional como el desarrollado para el desarrollo de la competencia digital docente por parte de INTEF en España. Este sería un buen modelo a seguir para nuestra implementación. 

Y todas y cada una de las profesionales que ejercemos esta magnífica profesión, ya sea en ejercicio libre o por cuenta ajena, debemos asumir nuestra responsabilidad a la hora de repensar nuestra forma de intervenir, integrar nuevos medios y entender la influencia que la tecnología está ejerciendo en el devenir humano. 

La tecnología puede mejorar y ha mejorado la calidad de vida de las personas, pero sin una supervisión crítica, consciente e informada, puede atender a los intereses de unos pocos, en lugar de al bienestar del conjunto de la sociedad, ¿qué es más característico de nuestra profesión que esto?

Bibliografía

Castells, M. (1999). La era de la información: economía, sociedad y cultura (Vol. 1). Alianza

Maceiras, S. D. A., de Lucas, F., & de la Cueva, M. (2017). Trabajo Social y tecnología: acomodación distante y precariedad. In Innovación social en la práctica del trabajo social (pp. 189-208). Tirant lo Blanch.

Thomas, H. (2012). Tecnologías para la inclusión social en América Latina: de las tecnologías apropiadas a los sistemas tecnológicos sociales. Problemas conceptuales y soluciones estratégicas. G. Santos, & M. Fressoli (Eds.). Tecnología, desarrollo y democracia. Nueve estudios sobre dinámicas sociotécnicas de exclusión/inclusión social, 25-78.

Enlaces de interés 

DigComp 2.1 The Digital Competence Framework for Citizens (2017) JCC, Comisión Europea. Recuperado de 

https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/bitstream/JRC106281/web-digcomp2.1pdf_(online).pdf

Definición global de Trabajo Social FITS, recuperado de https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/bitstream/JRC106281/web-digcomp2.1pdf_(online).pdf

Principios éticos del Trabajo Social FITS, recuperado de https://www.ifsw.org/what-is-social-work/global-definition-of-social-work/definicion-global-del-trabajo-social/

Traducción del modelo DigComp 2.1, Plan de Competencia Digital en Extremandura, recuperado de https://www.nccextremadura.org/competenciadigital/ 

Digital Competence Framework for Educators (DigCompEdu), recuperado de http://educalab.es/documents/10180/12809/MarcoComunCompeDigiDoceV2.pdf

Declaración universal de los derechos humanos
https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

Definición de Inclusión social, Ministerio de Sanidad
https://www.mscbs.gob.es/ca/ssi/familiasInfancia/inclusionSocial/inclusionSocialEspana/marcoUnionEuropea/home.htm#:~:text=Desde%20la%20Uni%C3%B3n%20Europea%20se,unas%20condiciones%20de%20vida%20y

Poster imagen: https://ec.europa.eu/jrc/sites/jrcsh/files/digcomp-framework-poster-af-ok.pdf 

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