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Cádiz, 4 de febrero de 2020

Fernando de la Riva
Socio colaborador

La sociedad de nuestro tiempo hace frente a retos inéditos en la historia de la humanidad. Vivimos los inicios de un importante cambio climático y la consiguiente crisis medioambiental que de él se deriva -con el empobrecimiento de la diversidad natural y la extinción de un gran número de especies animales y vegetales- cuyas consecuencias dramáticas, en todos los órdenes de la vida, resultan sin embargo previsibles (aumento de las desigualdades sociales, de la emigración por causa de la pobreza, de la violencia y las guerras por el agua y los alimentos, del desorden social, etc.).

El agotamiento de los combustibles fósiles y de muchos recursos naturales, nos aboca, junto con otros importantes factores como la revolución tecnológica, a lo que se ha denominado un “Cambio de Era”, que exige cambios profundos en los modelos de producción y de consumo de nuestras sociedades y, lo que es más esencial, requiere un importante cambio cultural en las personas y las comunidades sociales.

Este cambio civilizatorio tiene dimensiones globales, o sea, afecta a la totalidad de la humanidad, sin que sea posible aislarse o quedarse al margen de él, e incluye por supuesto a la ciudad de Cádiz, que ha de prepararse obligadamente para ese nuevo tiempo.

En este escenario de transformaciones sociales profundas y aceleradas, la Agricultura Urbana (que se concreta en prácticas como los huertos urbanos y periurbanos, las azoteas verdes, los huertos verticales, los maceto-huertos, etc) aparece como un potente recurso para enfrentar el cambio de era y la emergencia climática, y para generar alternativas de empleo -dentro de la Economía Social y Solidaria- para un número importante de personas.

El impulso de la Agricultura Urbana en todas sus formas, no es solo un fin de interés ecológico o sociolaboral, sino que también tiene repercusión en el desarrollo socio-comunitario, el fortalecimiento de las redes convivenciales, la generación de alternativas de ocio saludable, el fomento de una alimentación sana, etc.

Por esas importantes razones, nace en 2017, la Asociación La Mar de Verde, Huertos Urbanos de Cádiz: para impulsar el desarrollo de la Agricultura Urbana en nuestra ciudad y, al mismo tiempo, crear empleo verde para personas desempleadas de larga duración y/o en riesgo de exclusión social.

La asociación está formada por un grupo de socios/as promotores/as, que se encargan de promover los distintos proyectos de Agricultura Urbana, otro de socios/as colaboradores/as, que llevan a cabo trabajos voluntarios de apoyo al desarrollo de la organización y de sus actividades, y un tercero de socios/as simpatizantes, que participan en esas actividades y contribuyen al sostenimiento de la asociación.

Las actividades que lleva a cabo la asociación son de muchos tipos:

  • De sensibilización y divulgación sobre temas de interés medioambiental y sobre la Agricultura Urbana y Ecológica, como charlas y visionado de vídeos, visitas al invernadero de grupos de niños y niñas, etc.
  • De formación, como pequeños talleres de iniciación a distintos temas prácticos propios de la Agricultura Urbana (la creación de huertos verticales, la producción de compost casero, las enfermedades y plagas de las plantas, etc.)
  • De cultivo del suelo, con jornadas abiertas a la participación de las personas simpatizantes que lo deseen.
  • De asesoramiento y acompañamiento de iniciativas ciudadanas de Agricultura Urbana que solicitan apoyo.
  • Actividades convivenciales y festivas, como comidas y cenas “de traje” para el conocimiento mutuo y el intercambio de ideas y experiencias sobre la Agricultura Urbana.
  • Actividades reivindicativas y de participación en campañas y movilizaciones socio-ecológicas.
Difundiendo la asociación

La Mar de Verde tiene su base operativa en el invernadero del Centro Tartessos, cedido mediante convenio de colaboración por la Asociación Nivel, en cuyas zonas verdes también se desarrollan distintas prácticas agrícolas.

Precisamente esta forma de crecimiento, mediante la cooperación y la creación de redes de apoyo mutuo con otras iniciativas ciudadanas y el aprovechamiento de los recursos sociales ya existentes en el tejido asociativo (espacios, medios de transporte, recursos de conocimiento, contactos y relaciones, etc.) constituyen otro de los rasgos organizativos que quiere “cultivar” La Mar de Verde.

Nos comemos el huerto

En la actualidad la asociación está llevando a cabo un Curso de Introducción a la Agricultura Urbana y el Diseño de Huertos Urbanos, subvencionado por el Ayuntamiento de Cádiz y la Fundación La Caixa, en el que se están inscritas más de 20 personas desempleadas de Cádiz y que servirá para la selección y formación básica de un grupo de promotores y promotoras que impulsarán, a partir del próximo otoño, distintos programas de Agricultura Urbana en la ciudad, como una Red de Huertos Escolares, otra Red de Huertos Comunitarios y Vecinales, una Red de Azoteas Verdes, etc.

Visitas al huerto

Con esa perspectiva, La Mar de Verde espera disponer pronto de la cesión, por parte del Ayuntamiento de Cádiz, de una parcela baldía donde se pueda poner en marcha un Huerto-Escuela que sirva de espacio formativo e impulsor de estos distintos proyectos.

Lo cierto es que esta iniciativa ha despertado un gran interés y expectativa en una ciudadanía cada vez más sensibilizada hacia los problemas medioambientales y la necesidad de construir alternativas de producción y consumo que pongan la vida en el centro. Más de 900 personas engrosan el grupo de “seguidores” del perfil de la asociación en Facebook @lamardeverde.huertosurbanos y un número creciente de ellas se vinculan, como socios/as colaboradores/as o simpatizantes a sus actividades. Y este es, sin duda, otro de los aspectos más interesantes de esta experiencia. Como otras muchas organizaciones de iniciativa social, es un espacio de encuentro interpersonal, de diálogo, de convivencia, de cuidado mutuo, en una sociedad que cada día necesita más de estos valores.

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