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Huelva, 4 de febrero de 2020

Julio Piedra Cristóbal
Trabajador Social

La institución familiar ha tenido y tiene un peso decisivo en la articulación social en todas las culturas. De manera global, la familia aparece definida en el Diccionario de la Real Academia Española como “grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”.

Desde un punto de vista antropológico, la familia ha sido descrita a partir de sus funciones, en concreto el afecto y apoyo (social, económico, político, entre otros) que se deben profesar sus miembros (Cicerchia y Bestard, 2006). A partir de esa funcionalidad, cada sociedad ha definido su tipología familiar, incluyendo una composición y estructura diferenciada según el contexto cultural de que se trate. En este sentido, en las sociedades occidentales se le ha dado mucha importancia a la biología en la construcción de las relaciones de parentesco. Es importante dejar claro que la biología en el parentesco es una construcción cultural, pues tal y como se ha señalado, otros aspectos como los cuidados, las interacciones, la ayuda mutua o la libre elección también determinan en gran medida la naturaleza de las relaciones familiares.

Desde el punto de vista social y antropológico, la diversidad familiar siempre ha existido (noción de clan; familia extensa). Los acelerados cambios demográficos, económicos y sociales de los últimos 50 años no han pasado inadvertidos para la familia. El nuevo horizonte que han abierto los derechos sociales y jurídicos contemporáneos trae, a primer plano los nuevos tipos de familia como una realidad problemática para algunos sectores de la sociedad. Sin embargo, lejos de ser una fuente de incertidumbres, creemos que puede y debe ser el abono para construir una sociedad más libre, diversa y justa.

La familia nuclear sigue siendo la forma de convivencia más extendida en nuestro país (Cordero, 2010). Pero también emergen otros modelos, lo cual revela la transformación operada en España desde el período democrático. La progresiva laicización de las prácticas y ritos sociales, la evolución de los derechos civiles de las parejas del mismo sexo, el aumento de los divorcios y segundas nupcias, la generalización de las parejas de hecho o la maternidad/paternidad desvinculada al matrimonio, son algunos de los factores que explican estos cambios, según diferentes estudios.

Para entender este marco sociológico y demográfico, Cea D’Ancona (2009) refiere la convergencia de varios rasgos distintivos. En primer lugar, el surgimiento de una pluralidad de modelos familiares: además de la familia nuclear tradicional aparecen otras como consecuencia de los cambios sociales y legislativos que permiten el divorcio o las uniones entre personas del mismo sexo. El núcleo familiar ya no pivota mayoritariamente en la procreación, sino en los vínculos que construyen sus miembros, les unan o no lazos matrimoniales y/o de consanguinidad e incluso parejas sin hijos, por tanto no tiene que existir reproducción. Todos estos cambios implican una redefinición del concepto de familia, alimentado por la conquista de derechos civiles por parte del colectivo de personas homosexuales, lesbianas, transexuales, bisexuales y queer. En efecto, en las familias actuales hay una disociación entre relaciones conyugales y filiales, así como las relaciones con los hijos e hijas y la relación de pareja (familias reconstituidas, homoparentales y monoparentales) que llevan a un cuestionamiento del modelo heteroparental ¿Supone esto un riesgo para la familia, al quedar desligada de su elemental función reproductora? En mi opinión, no. Distintas investigaciones han demostrado que el bienestar de los y las menores de edad no depende de la estructura familiar sino de las relaciones que se tejen y de la calidad de las interacciones que se dan en su seno (Frías et al., 2004; Montalbán, et al., 2011; Patterson, 2002; Pedreira et al., 2008).

Resulta muy acertada la visión de Rivas (2009) cuando habla de relaciones de parentesco ejercido a través de las prácticas cotidianas. Así la única ligadura que debería existir entre los miembros de una familia es la del amor y el afecto, sin valoraciones morales o políticas sobre su origen. En las sociedades individualistas de la era posindustrial, la vulnerabilidad y el riesgo que rige nuestras vidas se suple con la relación afectiva. El amor se convierte, por tanto, en el epicentro de la vida y es lo único que justifica y dota de sentido al vínculo entre dos personas y a las nuevas maneras de configurar un hogar. La diversidad familiar debe verse como una oportunidad para reflexionar críticamente sobre los vínculos humanos y, en última instancia, para educar a los niños, niñas y jóvenes en el respeto, la negociación y la tolerancia como bases sobre las que construir relaciones sanas. La educación —en casa y en la escuela— juega un papel clave en la transmisión de la diversidad familiar como un valor positivo. Hoy contamos con variados recursos para esta tarea, de los que a continuación presentamos un somero resumen.

A nivel institucional y normativo, la Ley 8/2017, de 28 de diciembre para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía ya contempla la necesidad de proteger los derechos de las familias homoparentales. Además, en 2018 la Consejería de Educación promulgó una instrucción incluyendo la celebración del Día Internacional de las Familias (15 de mayo) en el calendario de actividades de los centros, que ha de contemplar actividades sobre la diversidad familiar.

Dado que es una realidad social palpable, cada vez más centros escolares la incluyen en sus materiales y en el tratamiento transversal de derechos y valores, aunque todavía quedan muchos centros que no hacen nada e incluso reproducen el modelo de familia nuclear heterosexual (por ejemplo, el lenguaje empleado en los formularios o la celebración de ciertas efemérides como el día de la madre o del padre).

A nivel asociativo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) cuenta con un Grupo de Trabajo con Familias que ha editado una Guía titulada “Las Familias en las Aulas”, que recopila 74 recursos para trabajar este tema en los centros educativos, para todos los niveles de enseñanza. Además, existe una variada gama de colectivos que incluyen este tema como uno de sus ejes de trabajo y divulgación, como la Fundación Triángulo, la Asociación Familias LGTBI (GALEHI), Solas, AMASOL o la Asociación de Madres Solteras por Elección (centradas en familias monomarentales), o las numerosas asociaciones de familias de adopción y acogida que existen en nuestra Comunidad, entre otras. Un ejemplo muy inspirador para padres, madres y profesionales es la web TTransformando (https://www.ttransformando.com/) que reúne recursos e información sobre identidad de género y diversidad afectivo-sexual.

En los últimos años las editoriales han incrementado también los títulos dirigidos al público infantil donde aparecen reflejadas estas nuevas realidades, apoyadas por instituciones y colectivos que trabajan por normalizar lo que ya es habitual en nuestros hogares, escuelas y centros de trabajo. Ejemplos como el libro infantil “Un puñado de botones” de Carmen Parets o “Familias” de Oh! Mami Blue, juegos como “Tutty” o el juego de mesa “¿Quién vive aquí?” reflejan de modo muy didáctico los distintos modelos de familias.

La diversidad afectiva y familiar es una oportunidad, nunca una amenaza. Informar, sensibilizar y concienciar desde edades tempranas sobre la diversidad familiar contribuye a una educación sin prejuicios, justicia social y defensa de derechos humanos. Desde el Trabajo Social, como profesión que promueve el cambio social, es muy importante contar con una adecuada formación e información a este respecto. A través de uno de sus instrumentos básicos como es el Proyecto de intervención se puede prevenir y participar tanto a nivel individual, como familiar o comunitario en sus diferentes ámbitos de actuación (servicios sociales, servicios sanitarios, educación, tercer sector, etc.) para que la infancia se desarrolle de manera integral, sin prejuicios y en libertad.

Referencias

Cea D’Ancona, Mª Ángeles (2009). «La sociedad española ante los nuevos modelos de familia». Panorama Social, 10, 8-22

Cicerchia, Ricardo y Bestard, Joan (2006). ¡Todavía una Historia de la Familia! Encrucijadas e itinerarios en los estudios sobre las formas familiares. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 17 (1), 36 – 62.

Cordero del Castillo, Prisciliano (2010). «La familia española entre el tradicionalismo y la postmodernidad». Humanismo y Trabajo Social, 9, 157-170.

Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales [s.f.]. Las familias en las aulas. Guía práctica de herramientas y recursos de diversidad familiar. [En línea].

Recuperado de: http://www.felgtb.com/descargas/familias/Lasfamiliasenlasaulas.pdf

[Consultado: 25/01/2019].

Frías Navarro, Mª Dolores; Pascual Llobet, Juan y Monterde i Bort, Hector (2004). «Hijos de padres homosexuales: Qué les diferencia». Ponencia presentada en el Quinto Congreso Virtual de Psiquiatría Interpsiquis. [En línea]. Recuperado de:

http://www.felgtb.org/temas/familias/documentacion/investigaciones/i/1386/531/

hijos-de-padres-homosexuales-que-les-diferencia [Consultado: 25/01/2019]

Ley 8/2017, de 28 de diciembre, para garantizar los derechos, la igualdad de trato y nodiscriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía. BOJA nº 10 de 15 de enero de 2018. [En línea]. Recuperado de: https://www.juntadeandalucia.es/boja/2018/10/1

 [Consultado: 28/01/2019]

Montalbán Peregrín, Francisco Manuel; Domínguez de la Rosa, Laura y Castilla Mora, Mª del Rosario (2012). La construcción social de la realidad homoparental: nuevos retos para el Trabajo Social». Documentos de Trabajo Social: Revista de trabajo y acción social, 51, 301-316.

Patterson, Charlotte J. (2002). «Lesbian and gay parenthood». En: Marc H. Bornstein (ed.). Handbook of parenting, 3.Being and becoming a parent. Hillsdale: Lawrence Erlbaum Associates.

Pedreira, José Luis; Rodríguez, R.; Seoane, Ana Mª y Martín, Luis (2008).«Parentalidad y homosexualidad: de la ideología a la metodología». Monografías de Psiquiatría, 20, 55-65.

Rivas, Ana María (2009). «Pluriparentalidades y parentescos electivos». Revista de Antropología Social, 18, 7-19

Valdivia Sánchez, Carmen (2008). «La familia: concepto, cambios y nuevos modelos». La Revue du REDIF, 1, 15-22.

Cádiz, 4 de febrero de 2020

Fernando de la Riva
Socio colaborador

La sociedad de nuestro tiempo hace frente a retos inéditos en la historia de la humanidad. Vivimos los inicios de un importante cambio climático y la consiguiente crisis medioambiental que de él se deriva -con el empobrecimiento de la diversidad natural y la extinción de un gran número de especies animales y vegetales- cuyas consecuencias dramáticas, en todos los órdenes de la vida, resultan sin embargo previsibles (aumento de las desigualdades sociales, de la emigración por causa de la pobreza, de la violencia y las guerras por el agua y los alimentos, del desorden social, etc.).

El agotamiento de los combustibles fósiles y de muchos recursos naturales, nos aboca, junto con otros importantes factores como la revolución tecnológica, a lo que se ha denominado un “Cambio de Era”, que exige cambios profundos en los modelos de producción y de consumo de nuestras sociedades y, lo que es más esencial, requiere un importante cambio cultural en las personas y las comunidades sociales.

Este cambio civilizatorio tiene dimensiones globales, o sea, afecta a la totalidad de la humanidad, sin que sea posible aislarse o quedarse al margen de él, e incluye por supuesto a la ciudad de Cádiz, que ha de prepararse obligadamente para ese nuevo tiempo.

En este escenario de transformaciones sociales profundas y aceleradas, la Agricultura Urbana (que se concreta en prácticas como los huertos urbanos y periurbanos, las azoteas verdes, los huertos verticales, los maceto-huertos, etc) aparece como un potente recurso para enfrentar el cambio de era y la emergencia climática, y para generar alternativas de empleo -dentro de la Economía Social y Solidaria- para un número importante de personas.

El impulso de la Agricultura Urbana en todas sus formas, no es solo un fin de interés ecológico o sociolaboral, sino que también tiene repercusión en el desarrollo socio-comunitario, el fortalecimiento de las redes convivenciales, la generación de alternativas de ocio saludable, el fomento de una alimentación sana, etc.

Por esas importantes razones, nace en 2017, la Asociación La Mar de Verde, Huertos Urbanos de Cádiz: para impulsar el desarrollo de la Agricultura Urbana en nuestra ciudad y, al mismo tiempo, crear empleo verde para personas desempleadas de larga duración y/o en riesgo de exclusión social.

La asociación está formada por un grupo de socios/as promotores/as, que se encargan de promover los distintos proyectos de Agricultura Urbana, otro de socios/as colaboradores/as, que llevan a cabo trabajos voluntarios de apoyo al desarrollo de la organización y de sus actividades, y un tercero de socios/as simpatizantes, que participan en esas actividades y contribuyen al sostenimiento de la asociación.

Las actividades que lleva a cabo la asociación son de muchos tipos:

  • De sensibilización y divulgación sobre temas de interés medioambiental y sobre la Agricultura Urbana y Ecológica, como charlas y visionado de vídeos, visitas al invernadero de grupos de niños y niñas, etc.
  • De formación, como pequeños talleres de iniciación a distintos temas prácticos propios de la Agricultura Urbana (la creación de huertos verticales, la producción de compost casero, las enfermedades y plagas de las plantas, etc.)
  • De cultivo del suelo, con jornadas abiertas a la participación de las personas simpatizantes que lo deseen.
  • De asesoramiento y acompañamiento de iniciativas ciudadanas de Agricultura Urbana que solicitan apoyo.
  • Actividades convivenciales y festivas, como comidas y cenas “de traje” para el conocimiento mutuo y el intercambio de ideas y experiencias sobre la Agricultura Urbana.
  • Actividades reivindicativas y de participación en campañas y movilizaciones socio-ecológicas.
Difundiendo la asociación

La Mar de Verde tiene su base operativa en el invernadero del Centro Tartessos, cedido mediante convenio de colaboración por la Asociación Nivel, en cuyas zonas verdes también se desarrollan distintas prácticas agrícolas.

Precisamente esta forma de crecimiento, mediante la cooperación y la creación de redes de apoyo mutuo con otras iniciativas ciudadanas y el aprovechamiento de los recursos sociales ya existentes en el tejido asociativo (espacios, medios de transporte, recursos de conocimiento, contactos y relaciones, etc.) constituyen otro de los rasgos organizativos que quiere “cultivar” La Mar de Verde.

Nos comemos el huerto

En la actualidad la asociación está llevando a cabo un Curso de Introducción a la Agricultura Urbana y el Diseño de Huertos Urbanos, subvencionado por el Ayuntamiento de Cádiz y la Fundación La Caixa, en el que se están inscritas más de 20 personas desempleadas de Cádiz y que servirá para la selección y formación básica de un grupo de promotores y promotoras que impulsarán, a partir del próximo otoño, distintos programas de Agricultura Urbana en la ciudad, como una Red de Huertos Escolares, otra Red de Huertos Comunitarios y Vecinales, una Red de Azoteas Verdes, etc.

Visitas al huerto

Con esa perspectiva, La Mar de Verde espera disponer pronto de la cesión, por parte del Ayuntamiento de Cádiz, de una parcela baldía donde se pueda poner en marcha un Huerto-Escuela que sirva de espacio formativo e impulsor de estos distintos proyectos.

Lo cierto es que esta iniciativa ha despertado un gran interés y expectativa en una ciudadanía cada vez más sensibilizada hacia los problemas medioambientales y la necesidad de construir alternativas de producción y consumo que pongan la vida en el centro. Más de 900 personas engrosan el grupo de “seguidores” del perfil de la asociación en Facebook @lamardeverde.huertosurbanos y un número creciente de ellas se vinculan, como socios/as colaboradores/as o simpatizantes a sus actividades. Y este es, sin duda, otro de los aspectos más interesantes de esta experiencia. Como otras muchas organizaciones de iniciativa social, es un espacio de encuentro interpersonal, de diálogo, de convivencia, de cuidado mutuo, en una sociedad que cada día necesita más de estos valores.

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